Este tema para mi es vital ya que desde mi punto de partida que mantiene que todo lo que nos pasa es para que seamos cada vez mejores personas, no podemos obviar que la pérdida de ese ser tan imprescindible no sólo es una experiencia importante, sino que además tenemos que intentar comprender lo qué está pasando.
Todo duelo tiene un antes y un después, una primera parte que tiene que ser vivida bien para que finalmente como explico en mi libro De oruga a mariposa, nazca esa maravillosa mariposa que en realidad somos. La mariposa constata que hemos vivido el duelo bien. ¿Entonces qué significa esto?
A lo largo de mi trabajo con duelo tanto en los grupos como particularmente, siempre he insistido en que cada uno tiene que vivir su pérdida de la forma que está necesitando y que poder hacerlo significaría vivirlo bien.
No existen reglas ni recetas preparadas de antemano ya que cada persona es un mundo y nadie va a poder reaccionar de una forma generalizada. Cuando recién perdemos a ese ser tan querido solemos tener muchísimo apoyo y ayuda y también muchísimos consejos. Todos quieren lo mejor para nosotros... pero eso no significa que lo mejor sea eso que los demás piensan que tiene que ser. Al principio ni nosotros lo tenemos claro, pero en ese momento yo siempre he sentido y luego comprobado que lo que está marcando cada duelo es la necesidad personal e intransferible de cada uno. Entonces, para algunos, va a ser poder llorar y estar solo, para otros será estar con los amigos y familiares y compartir y para otros algo totalmente distinto.
Habrá tantas reacciones o necesidades como personas y eso se tiene que respetar. Y esto seguirá hasta el final del duelo cuando, algunos van a querer estar solos y otros necesitarán la compañía y apoyo de sus familiares y amigos.
Lo que está totalmente claro es que no existen reglas ni formulas y eso puede desconcertar y mucho. No sólo a la persona que está haciendo lo que puede sino a todos los que quieren ayudar y apoyar.
El duelo consiste en el largo o a veces corto camino de llegar a la aceptación de que esa persona ya no está con nosotros, sino que en realidad está EN nosotros. Cuando dejamos de buscarlo en el exterior de pronto, vamos a encontrarlo en nuestro interior, formando una parte total y fundamental de lo que somos y lo que hacemos.
Sentir esto es altamente liberador. Pero, no porque lo hemos vivido una vez, significa que ya está. Tendremos momentos en que ese consuelo también se desvanecerá. Incluso cuando ya ha pasado mucho tiempo de poder estar bien, podemos ser desmontados repentinamente no sabiendo qué ha pasado, y volver al demasiado echar de menos.
Así es el duelo. Y si podemos saberlo y aceptarlo, si nos permitimos llorar cuando toca y reír cuando lo necesitamos, estaremos en ese vivir el duelo a nuestra manera, que es la única que vale y que puede generar tantas versiones como personas somos. Entonces para los que acompañan sólo tienen que saber que toda ayuda es fantástica siempre y cuando es lo que esa persona necesita.
Hay una necesidad creciente que va a estar presente hasta que de pronto cesa y esta es la necesidad de poder hablar y explicar todo lo que haga falta. Por otro lado, nuestros familiares y amigos que quieren lo mejor para nosotros quieren vernos bien y muchas veces intentarán acelerar para librarnos del sufrimiento. Sólo en compañía de otros que han pasado por algo parecido podremos encontrar ese espacio tan imprescindible sin ser juzgados ni apurados... Están para eso y eso también forma parte de vivir el duelo bien... Gracias.