Nuestra piel es una gran superficie que nos envuelve, por un lado, nos protege de lo que nos rodea y, por otro, nos conecta con el mundo del que formamos parte a través del sentido del tacto.
Nos toca pasar un tiempo en que poner nuestras pieles en contacto, puede ser el mecanismo por el que trasmitimos un problema, que a su vez nos ha llegado por medio del contacto entre pieles.
Parece que ese medio de comunicación que tenemos tan desarrollado se ha convertido en algo peligroso y que toca prescindir de él. Sin embargo, podemos aprovechar estos momentos para explorar el territorio que existe mas allá de nuestra piel. Como pasa con todos los sentidos, existe un nivel de percepción, que podemos llamar básico y otro mucho mas profundo que es sutil y que habitualmente no tenemos en cuenta. Ha llegado el momento de poder entrar en ese nivel. Entre dos pieles diferentes siempre hay un espacio que podemos percibir que nos conecta. A ese espacio, que no tiene limites y que da forma nuestra piel, podemos trasmitirle nuestra intención por medio de la forma de estar; de nuestra presencia. Desde nuestra forma material podemos influir en ese espacio modificándolo, a través de un gesto, de un movimiento, de una mirada. Sin duda, mucho más lejos del espacio que ocupa nuestra piel llega esa presencia.
Nuestra presencia puede ser intangible, sin embargo, es la que marca el tono del cuidado con que nos conectamos con el otro. Se puede expresar en la calidad del contacto por medio de la mirada. Una mirada trasparente que ve y se deja ver conecta con lo mas profundo de cada uno y es algo que podemos practicar por medio de una video conferencia. La mirada puede mostrar, en ocasiones, mucha mas ternura que cualquier gesto. Para que se de esta conexión se precisa estar conectado con uno mismo, es tan sencillo como no hacer nada y confiar en lo que percibimos y en lo que se ve de cada uno, es una forma de ver nuestra realidad y mas allá. Con las palabras se puede mentir, con la presencia, cuando está, no hay esa posibilidad. Es coherente con lo que somos y con lo que expresamos.
No se trata de una técnica, es una manera de mantener una relación. Con esa presencia mas allá de la piel, se establece una conciencia sin separación posible, deja de haber separación entre lo interior y lo exterior. Podemos percibir la conexión profunda con el otro sin dejar de ser nosotros mismos y reconociéndonos, a la vez, en el otro. Con esta forma de conectar se genera un escenario de paz y quietud. No hace falta decir nada, no es preciso tocarse, solo estar presente y mirarse. Y aun podemos llegar mas lejos, podemos conectar con nuestra presencia solo con el pensamiento, no es preciso que sea cuerpo a cuerpo con la piel o la mirada, podemos tocarnos con el pensamiento, enviando una imagen, un recuerdo, una sensación…
Podemos desarrollar esa capacidad tan enriquecedora que todos llevamos dentro, hacerlo requiere estar receptivos, no hay nada bueno o malo, todo puede ser una oportunidad para comunicarnos y dar apoyo a cualquier momento de vulnerabilidad, supone estar abiertos y disponibles, aceptando la situación y mostrándonos como somos en cada momento, el contacto con el otro va a facilitar la gestión de cada situación. Podemos confiar en esos niveles sutiles para tocarse, nos podemos permitir ser frágiles y mostrarlo, ser vulnerables sin escondernos. Y dar soporte a quien nos mira desde nuestra fuerza interior que va mas allá de la piel para tocarse.
Con ese contacto desde la presencia que no necesita un soporte material para establecerse, se genera un escenario de paz, que trasciende el espacio y el tiempo, se disuelven las tensiones y nos acerca mas allá de las personas implicadas.
Ahora, la situación, nos da una gran oportunidad de vivir a tope esta experiencia.