Estos últimos años he podido acompañar y vivir de cerca las muertes inesperadas de personas que ingresan en la UCI. También he podido contemplar la soledad, la tristeza, la empatía, la compasión en el proceso de morir, y en ocasiones, la fría atmósfera que se genera cuando un ser humano muere en un entorno hostil.
Considero que el cuidar es un arte que aparece en nuestras vidas de forma diaria, desde que nacemos hasta que morimos, pero a lo largo de los tiempos, mayoritariamente son las profesiones sanitarias quienes de un modo vocacional cuidan de los que lo necesitan, los que enferman y los que están en el proceso de morir.
El arte de cuidar es un proceso abierto y continuo, que se da a través de la interacción en el tiempo entre persona y persona, donde influyen su historicidad y el lenguaje con el fin de comprender los significados que se le atribuyen a las situaciones de salud; se manifiesta mediante la cultura, la espiritualidad, la sensibilidad, la intuición, el conocimiento, el pensamiento crítico, la creatividad, la belleza, y la bondad, lo que conduce a una experiencia estética.
Ante el riesgo de deshumanización en el cuidado de la persona, a causa de la gran reestructuración administrativa de la mayoría de los sistemas de cuidado de salud en el mundo, así como la implementación vertiginosa de la tecnología en las instituciones de salud, es necesario el rescate del cuidado humano, con énfasis en lo espiritual y lo transpersonal, en la práctica clínica, administrativa, educativa y de investigación por parte de los profesionales de la salud. Jean Watson, enfermera, ya apuntaba que la importancia del estudio de las humanidades expande la mente e incrementa la capacidad de pensar y el desarrollo personal; en consecuencia, el cuidado es deliberado e integra mente-cuerpo-espíritu y salud.
El cuidar es un arte de vivir, un arte libre, bondadoso, que permite romper barreras, y crear relaciones personales y transpersonales que nos hacen aprender de nosotros mismos. Aprovechemos esta oportunidad para acercarnos más a nosotros mismos, para cuidarnos y cuidar a los demás, para generar más amor y para permitirnos recibirlo desde cualquier parte de mundo, como si de un universo fluido y sin fronteras de tratara.